domingo, 20 de junio de 2010

Pétalo 227 :) ¿Dónde está la música?

No se podrán llevar la música 

nadie nos la podrá robar ...

se halla en nuestro interior.

No podrán decidir nuestra actitud

ni qué, ni a quién amamos,

ni cómo amamos, 

este poder es nuestro.

Hemos escogido ser y hacernos.

Lo que ahora somos, y lo que podemos ser, 

no es cosa de los demás, 

ni su culpa ...

es nuestra responsabilidad.

Tenemos todo un mundo

interior y exterior

para explorar y compartir,

lo podemos destruir o lo podemos mejorar ...

este reto es nuestro.

Los límites

son cosa nuestra,

crear o destruir

crear o destruirnos...

Esta elección es nuestra.

¡No podrán quitarnos la música!

Cuando álguien toca mi vida es una bendición.

Cuando toco la vida de álguien es un honor.

Cuando logro que otros toquen sus propias vidas

disfruto de un placer indescriptible.

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

miércoles, 16 de junio de 2010

Pétalo 226 :) ¡Cógelo tu mismo!

Dos hermanos se internaban todas las mañanas en el frondoso bosque para cortar leña. Todos los días se turnaban para que uno de ellos se quedara en la cabaña y preparara la comida, para así poder comer nada más llegar. 

Un buen día, mientras el hermano mayor estaba solo en la cabaña, apareció un elfo y le preguntó si podía comerse los restos del desayuno.
El muchacho dijo que sí y el enano empezó a comer. De pronto dejó caer el pan y le pidió al joven que lo recogiera. Cuando este se inclinó, el enano lo golpeó con un palo en la cabeza.

A la mañana siguiente, el segundo hermano se quedó solo en la cabaña, ya que el mayor marchó al bosque en busca de leña seca,  y el enano volvió a aparecer. Le preguntó si podía comer los restos del desayuno y el joven le contestó:

- "Sí, sobre la mesa hay pan. Sírvete".

Cuando el enano dejó caer el pan y le pidió al joven que lo recogiera, este le respondió:

- "Si no puedes arreglártelas con tu propio pan, no sobrevivirás en este frondoso bosque. Recógelo tú mismo".


El enano le dio las gracias y le preguntó si le gustaría saber dónde encontrar a la princesa y el tesoro.

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

lunes, 14 de junio de 2010

Pétalo 225 :) En ellos estará la semilla

Enseñarás a volar...

aunque no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar...

aunque no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir...

aunque no vivirán tu vida.

Enseñarás a cantar...

aunque no cantarán tu canción.

Enseñarás a pensar...

aunque no pensarán por tí.

Siempre sabrás que cada vez que ellos

vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...

¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

viernes, 11 de junio de 2010

Pétalo 224 :) Resuelve tus problemas

Cuentan que hace muchos muchísimos años cierto día en un monasterio Tibetano, los monjes se encontraron con la muerte de uno de sus compañeros y fue preciso encontrar un maestro referente de modo rápido para que siguiera la guía del resto de monjes. 

El Gran Maestro convocó a todos los discípulos para determinar quien sería el nuevo maestro que ayudara a ver la luz al resto. 

El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, díjo cuando estuvieron convocados todos en la gran sala de meditación:

- Asumira el puesto el primer monje que resuelva el problema que voy a presentar.

Entonces, colocó en el centro de la enorme sala en que estaban reunidos, un jarrón de porcelana con un diseño de exquisito gusto, en tonos azulados y blanco, cuyo refinamiento le hacían parecer de gran valor, en principio a simple vista de la dinastía Ming, tenía varias rosas amarillas de extraordinaria belleza en él. Y dijo así:

- ¡Aquí está el problema! – señalando directamente al precioso jarrón.

Todos quedaron atónitos mirando aquella escena, un jarrón de extremo valor y belleza, con maravillosas flores en su interior, ¿Cuál podría ser el problema?

¿Qué representaría todo aquello, sería una metáfora? ¿Qué hacer entonces? ¿Cuál era el enigma detrás de todo esto? ¿Dónde estaba el problema, ya que todo parecía perfecto?...

Y justo en ese preciso instante en el que todos los monjes estaban preguntándose estas cuestiones, uno de los más jóvenes discípulos saco una espada, miro al Gran Maestro y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y... ¡zas! Blandiendo la espada, destruyó todo de un solo golpe. La escena fue impresionante.

Tan pronto el discípulo retorno a su lugar, el Gran Maestro dijo con voz contundente:

- Usted sera el nuevo Gran Maestro del Monasterio. 


Cada uno de vosotros podrá sacar diferentes conclusiones, así que espero poder aprender de vuestro comentarios, yo creo que independientemente de la magnitud, forma o estética del problema, se ha de solucionar al instante, y ocuparnos en ello lo antes posible y no preocuparnos de cuestiones secundarias, ya que cuanto antes se afrontan los problemas antes podemos seguir nuestro caminar. Dejarlos para que se solucionen solos sólo nos lleva a la desidia. 

A veces dámos demasiada importancia a lo superficial y que nuestra pareja séa atractiva, tenga posición y dinero o suficiente nivel cultural, cuando en realidad ese es el problema, y por más interesante que parezca nuestra vida quizá en determinado momento ya no aporte más que una insulsa belleza, y séa momento de sacar la espada y dejar nuestro camino libre de flores artificiosas para así poder disfrutar de las flores silvestres que vamos encontrando en el caminar de la vida. 

Para dejar paso a actividades, experiencias y personas más enriquecedoras se ha de pasar página al pasado y permitir que todo aquello que fue importante ocupe un lugar privilegiado en el recuerdo, no así en el presente ya que habrá que dejar hueco en el corazón y la mente para nuevas experiencias vitales. El espacio es indispensable para disfrutar de la vida.

Para despejar el camino y aclarar tus sentimientos, se ha de comenzar de modo práctico con tus armarios, cajones, bolso, estanterías ... hasta poder llegar a las personas. Permitiendo que quéden aquellas que son imprescindibles para tu caminar, dejando en el camino aquellas que ocupan un espacio necesario en tu corazón para otras que acabarás encontrando. 


"No se puede llenar una taza
cuando está llena de té,
primero hay que vaciarla".


“Para poder beber vino en una copa
que se encuentra llena de tí,
es necesario primero tirar el tí,
y entonces poder servir y beber el vino”.


Desaprender lo aprendido
que nos limita,
fruto de nuestras
creencias y hábitos,
es mucho más duro, 
que aprender nuevos recursos,
fruto de las experiencias vividas,  
que nos potencian.


Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

martes, 8 de junio de 2010

Pétalo 223 :) Corta esas barbas de tu vida

...Érase una vez un hombre que tenía hermosas casas en la ciudad y en el campo, vajilla de oro y plata, muebles forrados en finísimo brocado y carrozas todas doradas. Pero desgraciadamente, este hombre tenía la barba azul; esto le daba un aspecto tan feo y terrible que todas las mujeres y las jóvenes le rechazaban.

Una vecina suya, dama distinguida, tenía dos hijas hermosísimas. Él le pidió la mano de una de ellas, dejando a su elección cuál querría darle. Ninguna de las dos quería y se lo pasaban una a la otra, pues no podían resignarse a tener un marido con la barba azul. Pero lo que más les disgustaba era que ya se había casado varias veces y nadie sabia qué había pasado con esas mujeres.

Barba Azul, para conocerlas, las llevó con su madre y tres o cuatro de sus mejores amigas, y algunos jóvenes de la comarca, a una de sus casas de campo, donde permanecieron ocho días completos. El tiempo se les iba en paseos, cacerías, pesca, bailes, festines, meriendas y cenas; nadie dormía y se pasaban la noche entre bromas y diversiones.

En fin, todo marchó tan bien que la menor de las jóvenes empezó a encontrar que el dueño de casa ya no tenía la barba tan azul y que era un hombre muy correcto.

Tan pronto hubieron llegado a la ciudad, quedó arreglada la boda. Al cabo de un mes, Barba Azul le dijo a su mujer que tenía que viajar a provincia por seis semanas a lo menos debido a un negocio importante; le pidió que se divirtiera en su ausencia, que hiciera venir a sus buenas amigas, que las llevara al campo si lo deseaban, que se diera gusto.

-He aquí, le dijo, las llaves de los dos guardamuebles, éstas son las de la vajilla de oro y plata que no se ocupa todos los días, aquí están las de los estuches donde guardo mis pedrerías, y ésta es la llave maestra de todos los aposentos.

En cuanto a esta llave, es la del gabinete al fondo de la galería de mi departamento: abrid todo, id a todos lados, pero os prohibo entrar a este pequeño gabinete, y os lo prohibo de tal manera que si llegáis a abrirlo, todo lo podéis esperar de mi cólera.

Ella prometió cumplir exactamente con lo que se le acababa de ordenar; y él, luego de abrazarla, sube a su carruaje y emprende su viaje.

Las vecinas y las buenas amigas no se hicieron de rogar para ir donde la recién casada, tan impacientes estaban por ver todas las riquezas de su casa, no habiéndose atrevido a venir mientras el marido estaba presente a causa de su barba azul que les daba miedo.

De inmediato se ponen a recorrer las habitaciones, los gabinetes, los armarios de trajes, a cual de todos los vestidos más hermosos y más ricos. Subieron en seguida a los guardamuebles, donde no se cansaban de admirar la cantidad y magnificencia de las tapicerías, de las camas, de los sofás, de los bargueños, de los veladores, de las mesas y de los espejos donde uno se miraba de la cabeza a los pies, y cuyos marcos, unos de cristal, los otros de plata o de plata recamada en oro, eran los más hermosos y magníficos que jamas se vieran.

No cesaban de alabar y envidiar la felicidad de su amiga quien, sin embargo, no se divertía nada al ver tantas riquezas debido a la impaciencia que sentía por ir a abrir el gabinete del departamento de su marido.

Tan apremiante fue su curiosidad que, sin considerar que dejarlas solas era una falta de cortesía, bajó por una angosta escalera secreta y tan precipitadamente, que estuvo a punto de romperse los huesos dos o tres veces.

Al llegar á la puerta del gabinete, se detuvo durante un rato, pensando en la prohibición que le había hecho su marido, y temiendo que esta desobediencia pudiera acarrearle alguna desgracia. Pero la tentación era tan grande que no pudo superarla: tomó, pues, la llave y temblando abrió la puerta del gabinete.

Al principio no vio nada porque las ventanas estaban cerradas; al cabo de un momento, empezó a ver que el piso se hallaba todo cubierto de sangre coagulada, y que en esta sangre se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y atadas a las murallas (eran todas las mujeres que habían sido las esposas de Barba Azul y que él había degollado una tras otra).

Creyó que se iba a morir de miedo, y la llave del gabinete que había sacado de la cerradura se le cayó de la mano. Después de reponerse un poco, recogió la llave, volvió a salir y cerró la puerta; subió a su habitación para recuperar un poco la calma; pero no lo lograba, tan conmovida estaba.

Habiendo observado que la llave del gabinete estaba manchada de sangre, la limpió dos o tres veces, pero la sangre no se iba; por mucho que la lavara y aún la resfregara con arenilla, la sangre siempre estaba allí, porque la llave era mágica, y no había forma de limpiarla del todo: si se le sacaba la mancha de un lado, aparecía en el otro.

Barba Azul regresó de su viaje esa misma tarde diciendo que en el camino había recibido cartas informándole que el asunto motivo del viaje acababa de finiquitarse a su favor. Su esposa hizo todo lo que pudo para demostrarle que estaba encantada con su pronto regreso.

Al día siguiente, él le pidió que le devolviera las llaves y ella se las dio, pero con una mano tan temblorosa que él adivinó sin esfuerzo todo lo que había pasado.

-¿Y por qué, le dijo, la llave del gabinete no está con las demás?

-Tengo que haberla dejado, contestó ella allá arriba sobre mi mesa.

-No dejéis de dármela muy pronto, dijo Barba Azul.

Después de aplazar la entrega varias veces, no hubo más remedio que traer la llave.

Habiéndola examinado, Barba Azul dijo a su mujer:

-¿Por qué hay sangre en esta llave?

-No lo sé, respondió la pobre mujer, pálida corno una muerta.

-No lo sabéis, repuso Barba Azul, pero yo sé muy bien. ¡Habéis tratado de entrar al gabinete! Pues bien, señora, entraréis y ocuparéis vuestro lugar junto a las damas que allí habéis visto.

Ella se echó a los pies de su marido, llorando y pidiéndole perdón, con todas las demostraciones de un verdadero arrepentimiento por no haber sido obediente. Habría enternecido a una roca, hermosa y afligida como estaba; pero Barba Azul tenía el corazón más duro que una roca.

-Hay que morir, señora, le dijo, y de inmediato.

-Puesto que voy a morir, respondió ella mirándolo con los ojos bañados de lágrimas, dadme un poco de tiempo para rezarle a Dios.

-Os doy medio cuarto de hora, replicó Barba Azul, y ni un momento más.

Cuando estuvo sola llamó a su hermana y le dijo:

-Ana, (pues así se llamaba), hermana mía, te lo ruego, sube a lo alto de la torre, para ver si vienen mis hermanos, prometieron venir hoy a verme, y si los ves, hazles señas para que se den prisa.

La hermana Ana subió a lo alto de la torre, y la pobre afligida le gritaba de tanto en tanto;

-Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?

Y la hermana respondía:

-No veo más que el sol que resplandece y la hierba que reverdece.

Mientras tanto Barba Azul, con un enorme cuchillo en la mano, le gritaba con toda sus fuerzas a su mujer:

-Baja pronto o subiré hasta allá.

-Esperad un momento más, por favor, respondía su mujer; y a continuación exclamaba en voz baja: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?

Y la hermana Ana respondía:

-No veo más que el sol que resplandece y la hierba que reverdece.

-Baja ya, gritaba Barba Azul, o yo subiré.

-Voy en seguida, le respondía su mujer; y luego suplicaba: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?

-Veo, respondió la hermana Ana, una gran polvareda que viene de este lado.

-¿Son mis hermanos?

-¡Ay, hermana, no! es un rebaño de ovejas.

-¿No piensas bajar? gritaba Barba Azul.

-En un momento más, respondía su mujer; y en seguida clamaba: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?

Veo, respondió ella, a dos jinetes que vienen hacia acá, pero están muy lejos todavía... ¡Alabado sea Dios! exclamó un instante después, son mis hermanos; les estoy haciendo señas tanto como puedo para que se den prisa.

Barba Azul se puso a gritar tan fuerte que toda la casa temblaba. La pobre mujer bajó y se arrojó a sus pies, deshecha en lágrimas y enloquecida.

-Es inútil, dijo Barba Azul, hay que morir.

Luego, agarrándola del pelo con una mano, y levantando la otra con el cuchillo se dispuso a cortarle la cabeza. La infeliz mujer, volviéndose hacia él y mirándolo con ojos desfallecidos, le rogó que le concediera un momento para recogerse.

-No, no, dijo él, encomiéndate a Dios; y alzando su brazo...

En ese mismo instante golpearon tan fuerte a la puerta que Barba Azul se detuvo bruscamente; al abrirse la puerta entraron dos jinetes que, espada en mano, corrieron directos hacia Barba Azul.

Este reconoció a los hermanos de su mujer, uno dragón y el otro mosquetero, de modo que huyó para guarecerse; pero los dos hermanos lo persiguieron tan de cerca, que lo atraparon antes que pudiera alcanzar a salir.

Le atravesaron el cuerpo con sus espadas y lo dejaron muerto. La pobre mujer estaba casi tan muerta como su marido, y no tenía fuerzas para levantarse y abrazar a sus hermanos.

Ocurrió que Barba Azul no tenía herederos, de modo que su esposa pasó a ser dueña de todos sus bienes. Empleó una parte en casar a su hermana Ana con un joven gentilhombre que la amaba desde hacía mucho tiempo; otra parte en comprar cargos de Capitán a sus dos hermanos; y el resto a casarse ella misma con un hombre muy correcto que la hizo olvidar los malos ratos pasados con Barba Azul...

Charles Perrault

La curiosidad, teniendo sus encantos,
a menudo se paga con penas y con llantos;
a diario mil ejemplos se ven aparecer.
Es, con perdón del sexo, placer harto menguado;
no bien se experimenta cuando deja de ser;
y el precio que se paga es siempre exagerado.



Por poco que tengamos buen sentido 
y del mundo conozcamos el tinglado, 
a las claras habremos advertido 
que esta historia es de un tiempo muy pasado; 
ya no existe un esposo tan terrible, 
ni capaz de pedir un imposible, 
aunque sea celoso, antojadizo.
Junto a su esposa se le ve sumiso 
y cualquiera que sea de su barba el color, 
Para ser tu mism@ y  
llegar a poder desplegar tus alas, 
en muchas ocasiones tendrás
que cortar barbas,
cabos, lazos, cordones y
podar raices muertas
si quieres volar.
Un abrazo. Mari Cruz
Continue Reading...

sábado, 5 de junio de 2010

Pétalo 222 :) Tu puedes

El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito parecía una locura desde todo punto de vista racional, no así quizá desde el punto de vista emocional. 

Su trabajo era humilde, y de extenuantes horas a la intemperie.

No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de conocimientos.

Además tenía otra gran limitación: era tartamudo, si efectivamente, era incapaz de articular una frase completa seguida sin pararse a repetirla constantemente.  Su poca pericia en el habla venía de su forma de ser quizá en gran medida avalada por su entorno familiar. 

Demóstenes sabía que la persistencia y la tenacidad hacen milagros y, cultivando estas virtudes, pudo asistir a los discursos de los oradores y filósofos más prominentes de la época. Hasta tuvo la oportunidad de ver al mismísimo Platón exponer sus teorías. 

Ansioso por empezar, no perdió tiempo en preparar su primer discurso con mucho coraje y valentía. 

Su entusiasmo duro poco: la presentación fue un absoluto desastre. Fue un gran fracaso. A la tercera frase fue interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia, muy acostumbrada a grandes oradores. 

- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase?  dijo un hombre seguido de las carcajadas del público.

- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se escucha, ¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!

- Pero quién te has pensado qué somos, ¿Para qué público has preparado el discurso?

Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, persona insegura de por si, quien se retiró entre los abucheos sin siquiera terminar su trabajado discurso. 

Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños para siempre y se hubiera anclado en aquella emoción instantánea fruto de aquel preciso instante en su vida.
Fueron muchos los que le aconsejaron –y muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera de tan absurdo propósito.

Y Demóstenes en vez de sentirse desanimado, tomó esas afirmaciones como un desafío, como un juego que él quería ganar a base de constancia y perseverancia, sabía que podía ser capaz de hacerlo tan bien como cualquier otro orador. 

Usaba la frustración para agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar más lejos. Sabía que los premios de la vida eran para quienes tenían la paciencia y persistencia de saber crecer y siguen el camino de sus sueños.  

- Tengo que trabajar en mi estilo, se decía a sí mismo todos los días. 

Así fue que se embarcó en la aventura de hacer todo lo necesario para superar las adversas circunstancias que lo rodeaban y llegar a ser un experto en ese arte al que amaba con todas su fuerzas. 

Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación de salir a las calles. De este modo, día a día, se aislaba desde el amanecer hasta el atardecer practicando fráses que pocos podían articular.  

En los atardeceres corría por las playas, gritándole al sol con todas sus fuerzas, para así ejercitar sus pulmones y garganta. 

Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo afilado entre los dientes para forzarse a hablar sin tartamudear, cuando ya le salía mejor usaba un palo para articular con esfuerzo y poder vocalizar sin tartamudear.  

Al regresar a la casa se paraba durante horas frente a un espejo para mejorar su postura y sus gestos. 
Mientras tanto seguía escuchando a todos los buenos oradores del momento, y devoraba los pergaminos que llegaban a sus manos. 

Así pasaron meses y años, antes de que de que reapareciera de nuevo ante La Asamblea defendiendo con éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su patrimonio.

En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fue ovacionada por el público hasta el cansancio.

Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de la ciudad.


Su persistencia, 
convirtió las piedras del camino,
en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.

Al igual que Demóstenes,

sólo siendo perseverante,

harás tus sueños realidad

y los vivirás. 

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

viernes, 4 de junio de 2010

Pétalo 221 :) Me gustas cuando callas

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa bastan.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda 

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...

martes, 1 de junio de 2010

Pétalo 220 :) ¿Para qué trabajas?

Si hace varios siglos, durante la construcción del monasterio de El Escorial en Madrid le hubiéramos preguntado a los albañiles que estaban participando en su construcción podríamos, quizá, haber obtenido alguna de las siguientes respuestas.

Uno de los albañiles podría habernos contestado: “Estoy poniendo ladrillos para construir un muro, estoy haciendo mi trabajo lo mejor que se”.

El otro podría habernos respondido: “Estoy construyendo uno de los monasterios más grandes y bellos del mundo, que perdurará durante muchos siglos y será considerado como una de las maravillas construidas por el hombre que tardó nada más y nada menos que cien años en terminarse”.

La diferencia está en tí, en cómo sientas de lo que formas parte tanto personal como profesionalmente. 

Un abrazo. Mari Cruz

Continue Reading...
 

Cruz Coaching Copyright © 2009 WoodMag is Designed by Ipietoon for Free Blogger Template