viernes, 8 de enero de 2010

Pétalo 187 :) Don't worry be happy

Qué tal si cierras los ojos y te imaginas un pueblo muy pequeño aquel dónde estuviste de vacaciones hace muchísimos años del que guardas un grato recuerdo, donde si recuerdas hay una señora de mediana edad que cose en la puerta de su casa, que tiene dos hijos, un hijo de 19 y una hija de 14.

Está sirviéndoles el desayuno una soleada mañana de primavera, y tiene una cierta expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: 

- No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

El hijo se va a jugar al billar después de clase como acostumbra hasta la hora de la cena, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

- Te apuesto una moneda a que no la haces. Todos se ríen. Él se ríe también.  

Tira la carambola y no la hace. Paga su moneda y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla, y él responde: 

- Es cierto, pero me he quedado preocupado por una cosa que me dijo mi madre esta mañana,
sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y se marchan a sus casas y el que se ha ganado su moneda al llegar, le dice a su madre:

-Le gané este peso a Félix en la forma más sencilla porque es un tonto. 

-¿Y por qué es un tonto?

Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según él preocupado con la idea de que su madre amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. 

Y su madre le dice: 

- No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces sálen. 

Una pariente que estaba oyendo esto, se marchó y camino de su casa pasó a comprar carne y le dice al carnicero: 

- Por favor déme un kilo de costillas,  y en el momento que las está cortando, le replica:

- Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparada. 

El carnicero despacha su carne y cuando llega siguiente señora a comprar, le díce: 

- Si me admite un consejo señora, mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas por si acaso. 

Entonces la anciana responde: 

-Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos.

Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor tan maleficamente como la pólvora.

Llega el momento de la cena y es cuando todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las nueve de la noche álguien dice: 

-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo? 

-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

Sin embargo, dice un transeunte, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

-Pero a las nueve de la noche es cuando hace más calor después de todo el día.

-Sí, pero no tanto calor como hoy.

En el pueblo todos están alerta, y la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: 

-Hay un pajarito en la plaza. Bajad a verlo. Y viene todo el mundo espantado a ver al pajarito. 

Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí.

-Sí, pero nunca a esta hora.

De repente llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

-Yo sí soy muy macho, grita uno. Yo me voy no aguanto más esta incertidumbre. 

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve y se despide de todos con la mano. 

Hasta que todos dicen: 

-Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos, no vamos a ser menos. 

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan los enseres, los muebles, el dinero, los animales, todo ...

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: 

-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas, se suceden durante toda la noche los incendiarios para que así nadie ni nada pueda dañar lo más querido para ellos.


Huyen la mayoría de ellos en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, conduciendo su coche con sus dos hijos y es cuando le dice a su hijo que está justo a su lado: 

-Viste hijo, viste que algo muy grave iba a suceder en este pueblo ...

Esto es lo que en sociología llaman "la profecía autocumplida" o "el efecto Pigmalión".

Así que por todo ello procura sólo comunicar aquello de lo que estés completamente segur@, lo positivo atráe lo positivo, se positivo y todo a tu alrededor se tranformará, recuerda si tu cambias todo cambia. 

Agradecida al cuento que dícen de Gabriel García Márquez, que con su permiso he retocado un poco adaptándolo a este nuevo año. 

Y me gustaría terminar con un homenaje a Welles que supo hacer vibrar a un país con un magnífico programa de radio, y que quizá convenga recordar dado que somos muy facilmente influenciables por rumores e informaciones distorsionadas y negativas; curiosamente las que gustamos escuchar para luego airear ... 

La guerra de los mundos de Orson Welles, 1938 Radio Broadcast. 

Y como broche, Don't Worry Be Happy.

No te preocupes,

ocúpate en ser feliz.

Un abrazo. Mari Cruz

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